viernes, 5 de agosto de 2016

La política del "zasca"


¿Os acordáis de las campañas políticas de hace años? Ese debate encorsetado en fondo y forma, donde la dialéctica era indispensable para ganarlo. Esa época donde el mensaje calaba por encima de la imagen. Esa manera de hacer política siendo político.
No sé si se han fijado pero hemos llegado a la política-espectáculo sin darnos cuenta. Hemos empezado a consumir política barata y me explico. Ha sido rápidamente, de una manera silenciosa. Escudriñando el hueco antes de colarse en nuestras casas, esa política superficial, light sin contenido, cero calorías, cero azúcar está ya en el meollo de la política española desde hace unos años atrás. Influenciados por la parafernalia de las campañas norteamericanas pero sin la mitad de la idea y el estudio que llevan aquellas, nos hemos inmerso en unos combates televisivos imberbes, mohínos si me apuráis, vacíos de contenido y llenos de zascas.
Las cadenas se llenan de pseudoprogramas en horarios de prime time sin tener una mínima ilusión de añadir calidad al asunto. Sin una estructura ordenada y con mil anuncios cada 7 minutos (os acordáis ¿no? Volvemos en mil horas, gracias), aparecen los líderes y no tan líderes políticos, con cara de pocos amigos la mayoría de las veces. No saben casi ni en el programa en donde les toca esa noche defender lo mismo de siempre, con sus discursos mil veces repetidos sin posibilidad de espontaneidad ninguna.
Los moderadores parecen marionetas, incapaces de apaciguar los ánimos de nadie y sin aportar objetividad apenas, a duras penas pueden llegar a sus casas orgullosos de su actuación. Los periodistas o colaboradores suelen tener un perfil muy marcado donde el espectador sabe a quién apoyará y copiará el discurso esa noche, esperando, quizás, algún regalito a final de año en el reparto de los medios. Da vergüenza ajena como algunos de ellos pueden hacer alarde de una cierta objetividad, cuando a veces los propios políticos obvian a sus adversarios y deciden dar caña al periodista que, a la larga, parece saberse mejor el ideario de la semana de ese partido.
El “y tú más” ha conseguido una cantidad ingente de seguidores borregos en las redes y de telespectadores deseosos de ver a sus líderes dar los zascas ya mencionados. Incluso hasta puedes mandar tu mensaje respetuoso o no, interesante o no, a tus líderes en directo. Ya no prima una idea económica brillante, o un programa social detallado, o una explicación razonada sobre un tema. No. Se busca el momento clímax, el “punchline” que asestar a tu contrincante ante el aplauso de la plebe borreguil.
Deberíamos hacer una reflexión profunda estos días post-electorales de una manera coherente. ¿Merecemos los españoles estos espectáculos bochornosos? ¿No hay nivel entre nuestros políticos y periodistas para evitar estas pantomimas? Creo que hay políticos y periodistas valiosos en las teles pero ¿nos interesa sacar a los más preparados o a los más agresivos eimpertinentes?
Volvamos a la senda de la excelencia en este país. Exijamos a nuestros responsables políticos ser los mejores. Debemos tener una clase política preparada no sólo para unos debates, si no para afrontar un mundo cada vez más global donde todo nos afecta. Ese mundo que nos vende la desgracia y la mediocridad a partes iguales. 
Lo de la tele ya lo veo más difícil. Ya si eso, otro día.