sábado, 26 de diciembre de 2015

Mirada al pasado, impulso para el futuro

Encontrarte una página en blanco siempre es un reto que afronto con miedo. Me topo con una responsabilidad que exige de mí un esfuerzo  para plasmar mis ideas de una manera clara, nítida y perceptible al lector. Digo esto porque hace algo más de tres años que no deslizaba mi teclado por este blog que creé hace unos años con la necesidad de ser un desahogo de mis pensamientos que se agolpan y transmiten a la yema de mis dedos.
He releído con dedicación aquellos artículos que plasmé en este humilde blog. Aquellas reflexiones que gustaba realizar desde mi antiguo portátil desde el norte de Inglaterra mientras disfrutaba de un café caliente mirando por el ventanal de aquella calle de Jesmond Terrace.
Miro hacia atrás y soy el que era, con más hechuras y cicatrices, con más ganas de seguir viviendo y con muchas experiencias en la mochila.
Me fijo en los artículos de índole politico que escribí hace unos años y compruebo con satisfacción que ese sentimiento de cambio, de lucha y de juventud no se han apagado si no que se han avivado en los últimos meses de manera eminente.
Aquel 15-m, ese final del dilapilador ZP y ese principio del baldío Mariano. Todo ello se repite. La historia vuelve pero con algún cambio.
ZP se ha convertido en el recuerdo de ese PSOE que perdió el rumbo desde la decadencia de González hasta el mediocre Sánchez. El comienzo del fin fueron esos guiños a los nacionalistas plasmados en el documento del Estatuto de Catalauña en el 2006 con la introducción del término de la España plural que los independistas usaron para abrir el pequeño hueco en la tela de los retazos de hoy en día. Y es que es de lógica pensar que las palmaditas en la espalda a aquellos que tienen como fin romper España, se vuelvan en tu contra con el paso del tiempo.
Mariano, en el otro lado de la mesa, tanto en los antípodas ideológicas como en el dominio de los tiempos, no ha sabido agarrar el timón del barco con la fuerza y astucia suficiente para controlar a su tripulación y por ende llegar a buen puerto. Entre los mares tormentosos que le salpicaban en la proa y en la popa en forma de sobres manchados de negro tipo B como esas olas sin esperanza de su propio partido que le azoraban, no ha podido manejar una mayoría absoluta que el pueblo le otorgó harto de la amenaza del rescate y la prima de riesgo.
Y en lo alto del valle, como una figura alzada por sus masas y condicionales aparece el autoproclamado líder del pueblo, populismo barato y rancio, copiado del otro lado del mundo con arte y sutileza. Un engaño que goza del supuesto de la duda. Sacado del horno de la Universidad, aprovechando el cabreo del pueblo que tan manipulable es en periodo de crisis, aparece Podemos con su Monedero y su Errejón como Generales y Pablo Iglesias como Líder Supremo. Yo me creí a Podemos ese 15-m en esa Puerta del Sol, como nos lo creímos muchos. Me engañaron un poco pero lo hicieron. Así como engañaron a muchos otros que hoy en día han acudido a las urnas y depositado su voto. Un voto que sabe a un sueño imposible en forma de renta básica. El comunismo no funciona y ya se ha probado con anterioridad. No sólo es Venezuela que duplica su déficit y mantiene presos politicos en sus cárceles, son régimenes autoritarios ya de sobra conocidos que empobrecen a la población y no funcionan.
Y volviendo al principio de este artículo aparece esa idea viva en mí de cambio y de búsqueda de una idea de España en crecimiento, pro-activa, viva, científica, internacional, productiva, rica, solidaria y me levanto del sofa y de un salto me doy de bruces con una idea vibrante y fresca. Un grupo de ciudadanos de la sociedad civil, luchando desde hace años en Cataluña, y siendo vilmente amenazados por una idea común para todos los territorios, aceptando la diversidad de los pueblos pero enmarcados en una misma nación de la que nos sintamos orgullosos. Y empiezo a seguir a Albert, a Inés, a Fran y a Miguel y a Ignacio y Begoña y me encuentro con que voy cogiendo el impulso necesario para subirme al carro de un grupo de valientes que traslada su idea de centro al resto del mundo. Y veo que la gente mira con recelo , queriendo creerlo pero con miedo, y te dicen que somos inexpertos, pero bendita inexperiencia si es por cambiar las cosas a mejor y dar al país la llave para esos cambios que necesitamos. Ese fin del bipartidismo de amiguetes, esa mirada al futuro.
Y empiezo entonces a admirar a todos aquellos que hoy son mis compañeros y que han decidido hacer algo por España y sin miedos, sin rencores y sin bandos se lanzan al ruedo y comienzan a trabajar desde los Ayuntamientos, desde las Juntas Municipales, desde las comisiones de trabajo, desde las agrupaciones y desde la calle. Montar sus carpas y transmitir la idea de la ilusión y del cambio sensato. Y es que hoy tenemos a 40 diputados en el Congreso de Ciudadanos y un hombre, Albert Rivera, que ofrece visión de Estado como ninguno y capacidad de aunar fuerzas y luchar por España.
Como decía Victor Hugo: "No hay nada más poderoso que el momento al que le ha llegado su hora."
Pues eso.

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