sábado, 29 de octubre de 2016

GRAN HOTEL/Capítulo 1





Capítulo 1

 

Llegué mareado y confuso. No era sólo que el dichoso pueblo no apareciera en el mapa, por no tener no tenía ni un cartel. Era un conjunto de casas viejas y de piedra, apiladas aprovechando un espacio que parecía no faltar. La meseta que precedía al valle era extensa y boscosa. El aíre frio se colaba en los pulmones cual cuchillo afilado, irrespirable. Llevaba una camiseta de hilo grueso que se había empapado en cuestión de segundos. La humedad no era normal, no para la época en la que llegué a lo que fue, de largo, la aventura de mi vida.

Unos cuantos aldeanos sentados en el porche de una casa en ruinas, se miraban mascando hierbajos. Parecía aquellas conversaciones que tienen en silencio los que se conocen desde niños. El ruido de mis pisadas les despertó de su letargo y giraron levemente los ojos, casi imperceptiblemente:

 
“Buenos días amigos, disculpe que les moleste, me preguntaba si alguno de ustedes sabe dónde puedo encontrar el “Gran Hotel”.”

 

No se movieron un ápice, lo prometo. Aquel grupo de hombres me ignoró por completo. Miré al suelo, casi avergonzado y prendí mi mochila por un asa, colgándomela del cuello sin un atisbo de esperanza.

¿Cuántos kilómetros había recorrido ya a pie? La carretera se había cortado hace al menos 15 horas y los coches se disponían en filas. Muchos de aquellos conductores se habían dado la vuelta. Pero…¿era el único que buscaba ese lugar? Nunca me había fallado el sentido de la orientación. En mis tiempos de boy scout era el encargado de dirigir a los grupos. Sabía orientarme en terrenos boscosos, sin sol al que pedir ayuda. Gracias a un sistema de reconocimiento de árboles mediante señales y pistas, podía asegurar un refugio o hallar el tesoro de un juego. No cabía duda de que este era el pueblo que buscaba. Era sin lugar a dudas, el sitio donde se ubicaba el Gran Hotel.

 

Fue en 2008, cuatro años atrás, cuando las primeras referencias a un hotel de fantasía habían llegado a mis oídos. Mis viajes a la India, Perú, Brasil, China, Argentina y Kenia habían despertado en mí unas ansias por viajar y conocer que no tenían límite alguno. Había invertido todos mis ahorros en viajar a través del mundo, empaparme de todas las culturas alrededor del globo pero me faltaba algo. Siempre me intrigaron las leyendas que me contaban de niño y nunca dejé de creer en ellas. Por ello, al leer aquellas líneas en un foro de viajeros, mi corazón dio un vuelco. El comentario de aquel bloguero, danubiorojo, no tenía más que un 7 de puntuación y una credibilidad incierta: “he vuelto de la experiencia de mi vida, dios mio, ha merecido la pena, no lo pude conseguir, gracias a todos.” Las respuestas que tenía aquel danubiorojo fueron 1204, y sólo dos me dieron alguna pista. Las otras respuestas se esforzaron en preguntarle algún detalle más, pero no obtuvieron respuesta alguna. “Danubiorojo fue un honor compartir aquella experiencia contigo, me tuve que retirar antes, ¿cómo es la segunda planta?” “Recupérate pronto danubiorojo, fuerza desde Ucrania, algún día nos volveremos a ver en el Gran Hotel”.

Los siguientes meses me llevaron a una búsqueda obsesiva de datos sobre aquel danubiorojo y ese Gran Hotel, llegué a leer cosas increíbles, mentiras, falsos reclamos o timadores aprovechados. Puse todo mi empeño en contactar con aquel bloguero. Cuando todas mis esperanzas se empezaban a esfumar, llego un mensaje misterioso a mi bandeja de entrada: “sólo halla quien persigue, sólo nada quien se moja, sólo el Danubio te lleva al Gran hotel”. Lo firmaba danubiorojo y todo comenzó a cambiar.

Los siguientes meses se centraron en la búsqueda de un hotel llamado Gran Hotel a lo largo de los 2888 km de longitud del Danubio, el famoso río europeo, segundo más largo de Europa detrás del Volga. Al mismo tiempo, intenté contactar con aquel bloguero que nunca respondía.

Leí miles y miles de historias que parecían cuentos de niños sobre aquel hotel. Al parecer no había reservas ni tenía una dirección exacta. Muy pocas personas en el mundo se habían alojado en él. Y los que lo habían hecho no habían contado claramente cómo era o las condiciones de alojamiento. No había referencias sobre empleados, habitaciones o equipamiento. No aparecía en ningún buscador y muchos hablaban de invención. Un día, bien entrada la tarde y tras horas de investigación, encontré un reportaje de un periodista ruso en una hemeroteca virtual de un periódico. El artículo se extendía unas 7 páginas hablando de la cultura y tradición de los países por los que cruzaba el Danubio. El río adquiere los siguientes nombres por los países por donde pasa: Donau (en Alemania y Austria), Dunaj (en Eslovaquia), Duna (en Hungría), Dunav (en Croacia, Serbia, Bulgaria y Ucrania) y Dunarea (en Rumania). El periodista mencionaba sus tramos favoritos, refiriéndose a Hungría, dónde el río separaba Buda de Pest mostrando un paisaje idílico y a Rumanía, donde moría en el Mar Negro, formando el delta del Danubio, una región de marismas y pantanos poco poblados. Aquí, seguía, encontró la sorpresa más grata, en forma de sueño del que nunca despertó. La pista de este reportaje más el bloguero danubiorojo hicieron centrar mis esfuerzos en la búsqueda de alguna pista en Rumania. Este había sido un país corrompido por el comunismo. En la década de 1980 Nicolae Ceauşescu inició una política que tenía como objetivo acabar con la deuda externa. El método fue la denominada "racionalización"  de artículos de primera necesidad como carne, leche, huevos, agua corriente y luz eléctrica. Como respuesta a la situación del país, estalló la Revolución Rumana de 1989. Ceauşescu había perdido el apoyo del ejército y fue detenido, juzgado y ejecutado junto a su esposa y consejera Elena Ceauşescu, el día de Navidad. 

Me trasladé a Rumanía a principios del año 2011 y lo recorrí por tierra, mar y aíre. Me empapé de su cultura, de sus gentes y de su lengua. A veces me preguntaba que hacía allí, cual había sido el motivo de mi aventura, de mi viaje. Hablé con viajeros, turistas, aldeanos, autoridades, blogueros. Nadie parecía conocer el Gran Hotel, algunos de ellos me tomaban por loco, la mayoría. A otros les despertaba un interés efímero que se esfumaba a medida que entraba en detalles. Otros, los menos, prometieron investigar. Cuando a finales de año mis esperanzas se agotaban, un nuevo mensaje apareció en mi bandeja de entrada, era danubiorojo: “mi aventura acaba aquí, no llegué a la última habitación, esa que es la soñada, de la que todos hablan. Tu reto, comienza hoy, porque lo has luchado, porque en tu interior lo buscas día y noche, porque estás preparado. Coge la carretera principal de Galati y llega hasta el Danubio donde acaba la carretera. Guíate a pie por tu instinto a través del bosque, al llegar al porche de la casa de piedra pregúntales a ellos. Pocos han llegado allí y menos han logrado descifrar el secreto, suerte.”

 

Los aldeanos no habían dicho una palabra sobre el hotel, pero algo me decía que estaba cerca. Mi corazón galopaba fuerte como si fuera a estallar y mis manos temblaban. Tras una búsqueda de cuatro años se estaba acercando el momento y desconocía si merecería la pena. A lo lejos, una gran casa de piedra quedaba incrustada en la montaña rocosa. Emergía de allí una escalera destruida y sin posamanos. Entre el primer y tercer escalón existía un vacio que sólo un gran salto podía salvar. En lo alto del techo, un letrero colgaba de un clavo medio oxidado, a medida que me acercaba podía descifrar su significado, era cierto, estaba ahí:

“G An HoT L”

Aquí era: Gran Hotel, mi viaje llegaba a su fin, pero…¿era una broma?¿qué era todo aquello? Parecía un sitio abandonado, viejo, descuidado. Una broma de mal gusto. Me acerqué a la puerta y giré el pomo. Mis ojos no paraban de moverse guardianes e inquietos. Empujé la puerta despacio y tragué saliva.

Fue el momento más sorprendente de mi vida, fue la imagen más surrealista que había vivido.

Un amplio hall se hallaba delante de mí, su geometría circular y abierta hacía de los innumerables pisos que se extendían hacia arriba una forma grandiosa e infinita. La escalera de oro y las amplias lámparas de diamantes hacían de la imagen un cuento a la altura de las mil y una noches. Los huéspedes sonrientes y felices no desentonaban con el personal, trajeados y atentos. Había llegado a un oasis en el desierto, a un espejismo en el que perderse sin ser molestado.

 

- “Bienvenido al Gran Hotel señor. Usted es recomendado por danubiorojo. Tiempo de búsqueda: cuatro años. Su habitación es la número 13, le deseamos una estancia maravillosa, mucha suerte”.

 

lunes, 17 de octubre de 2016

Nueva Colaboración de Azorín- A la tercera va la vencida

 
 
Entraba el verano rapidito
Corría el mes de junio
Iba Pedrito todo subidito
Solo, hacia el infortunio
 
Rajoy miraba impaciente
Rivera estaba ansioso
Pablito sin una lente
Resbalaba muy patoso
 
La campaña torcía el gesto
Rajoy salía victorioso
Pedrito recogía en su cesto
Pablito lloraba rabioso
 
Los escaños diferente contaban
Y aun sin hacer memoria
Y sin saber los que mandaban
Se repetía la misma historia
 
Acuerdos algo insuficientes
La aritmética no señalaba
150 puntos inertes
Los 176 no alcanzaba
 
La llave la tiene Pedrito
Qué sistema tan injusto
Parece escrito en monolito
Y así, que nos den un lustro
 
Septiembre entra corriendo
Pedrito se va llorando
Octubre entra sonriendo
El PSOE, se lo está pensando
 
Y así seguimos y así nos vemos
Que si no se dan prisa
A los votantes no tememos
Los únicos que les da la risa
 
La participación, en picado
Rajoy se alza en subida
El PSOE descoyuntado
A la tercera va la vencida

--
 AZORÍN

jueves, 22 de septiembre de 2016

Esto es Madrid #respect





Quizás muchos de ustedes no lo sepan pero Madrid fue por primera vez capital de España allá por la época de nuestro rey  Felipe II en 1561. A pesar de todo, su historia orgullosa como ciudad se remonta a muchos siglos antes. Incluso, se estudia ahora si hubo asentamientos prerromanos y visigodos.

 

En diferentes épocas la capitalidad del Reino se ha ido desplazando circunstancialmente a otras ciudades, pero siempre la villa de Madrid volvía a presumir de punto de referencia de la nación.

 

Seguro que muchos de ustedes no saben tampoco que el madroño del escudo de la ciudad, no fue madroño si no árbol de frutos rojos, hasta que los frutos del madroño salvaron a parte de la ciudad de una plaga y se decidió que fuera el árbol representativo de la ciudad.

 

Madrid tiene tanta historia como anécdotas. Un paseo por el Madrid más tenebroso de los bandoleros como Luis Candelas o las intrigas que rodeaban a políticos como Juan Escobedo, asesinado misteriosamente. Una visión orgullosa sin duda, a un cuadro de Goya de ese levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses.

 

Histórico Madrid, absorbente, pasional, abierto, cosmopolita, lúcido de día y con algunas sombras en las largas noches de verano.

 

Los gatos de aquí y los adoptados de allá somos los mejores embajadores de Madrid. Nuestra simpatía y disponibilidad para el foráneo es insignia de nuestra urbe. El turismo crece, en parte, fruto de factores externos, eso es indudable. Pero también cobra importancia el avance en nuestra oferta gastronómica y hotelera. Pero, ay amigos, qué tiene Madrid, que lo podría tener todo para ser una capital mundial, venerada y visitada a partes iguales. Qué es uno de los factores que falla en nuestra villa que nos impide salir a la calle y gritar a los cuatro vientos: “Somos los mejores”.

 

Pues bien queridos lectores, ustedes y yo lo sabemos. Madrid tiene el peor equipo de gobierno de la ciudad en décadas. El declive del Ayuntamiento de Madrid, con un presupuesto de casi 4900 millones de euros en este año, es demoledor. Empezó con la nefasta etapa de Ana Botella en el Ayuntamiento con una gestión poco transparente y poco proactiva sin reparar en el bien del ciudadano.

 

Pero con la llegada de Manuela Carmena y su grupito de “expertos” el tema ha ido a peor. Un nuevo mejunje- grupo municipal con decenas de guerras internas, cada uno con ideología y capacidad diversa, sostenidos por un PSOE que atraviesa uno de sus peores momentos, con unos resultados paupérrimos en las últimas elecciones y ejerciendo una oposición maniatada, débil y sin compromiso con los madrileños.

 

¿Saben ustedes el porcentaje de inversiones públicas ejecutados en 2016 a Julio por el equipo de Ahora Madrid? El 6.42%. ¿Saben lo que llevábamos ejecutados a estas alturas del 2014? El 30%. Es la mejor manera de explicar brevemente la incapacidad de gestión de este equipo que les lleva al engaño y les explico cómo. Ustedes no pararán de leer titulares sobre la excelente amortización de deuda del equipo de Carmena. Hasta Pablo Iglesias se echaba confeti  por encima hablando del éxito de Ahora Madrid. Pues bien sepan ustedes que, aunque la amortización de deuda se está realizando a los tipos de interés vigentes en el momento de su emisión, por la Ley de Estabilidad Presupuestaria, el remanente de caja (derivado de un presupuesto para 2015 aprobado por el consistorio del PP…) debe emplearse en amortizar deuda o realizar inversiones financieramente sostenibles, de las que hablaré más adelante.

Inversiones financieramente sostenibles que no se están ejecutando apenas, así que estos señores se están gastando ese dinero en amortizar deuda sin más. Luego se comen la cabeza para venderle al ciudadano que están amortizando esa deuda gracias al fabuloso trabajo de Ahora Madrid.

 

Se han destinado 266 millones de euros en este año 2016 a las mencionadas inversiones financieramente sostenibles que no han llegado a ejecutarse en un 2% en muchos de los distritos, obras que eran necesarias en colegios, polideportivos, centros de mayores.

 

Pero oigan, señores de Ahora Madrid, explíquenme si al menos estamos mejorando los servicios del Ayuntamiento. No sé, quizás háblenme del servicio de basuras. Den un paseo por cualquier calle de Madrid. Pero no miren el suelo, porque se encontrarán mierda por todos los lados. Y pregúntense si han tenido oportunidad de romper ese desastre de contrato blindado del PP(sí, gracias a la Ley Montoro) que tanto mencionan quitándose las culpas.

 

Sí, hay opciones de buscar soluciones para el conflicto que dura ya meses, y sí, hay poco personal y mucha basura. Pero la solución debe llegar. Los madrileños exigimos una ciudad limpia. No pueden echar sólo la culpa a la educación de la gente y poner a Carmena a repartir ceniceros a los niños para que recojan colillas. Ustedes ,os digo, hagan su trabajo.

 

No se trata de remunicipalizar, cómo les gusta esa palabra amigos, todo. Se trata de ofrecer el mejor servicio a los madrileños, sin más. Una buena gestión requiere recursos y experiencia. Y hay veces, no siempre, que la gestión privada ofrece una mejor solución dando un buen resultado para la administración que, al final en el cómputo global, ahorra costes, y un buen resultado a los vecinos.

 

No tengan miedo a escuchar a la gente. Escuchar no es hacer unos presupuestos participativos con una ínfima participación o gastarse millones de euros en una radio sin control de la oposición. Hagan caso al hastío del personal. Al cansancio de muchos funcionarios que ya están hartos de su pobre gestión. Aprovechen el talento de los técnicos del Ayuntamiento independientemente de su ideología.

 

Gobiernen para todos los madrileños. Respeten nuestras tradiciones, nuestra cultura y sobre todo nuestra diversidad. Madrid es un concepto tan amplio que nunca conseguirán empequeñecerlo ni segregarlo. Madrid siempre será de todos los que paseen por sus calles.

No lo olviden.

 

 

 

 


viernes, 5 de agosto de 2016

La política del "zasca"


¿Os acordáis de las campañas políticas de hace años? Ese debate encorsetado en fondo y forma, donde la dialéctica era indispensable para ganarlo. Esa época donde el mensaje calaba por encima de la imagen. Esa manera de hacer política siendo político.
No sé si se han fijado pero hemos llegado a la política-espectáculo sin darnos cuenta. Hemos empezado a consumir política barata y me explico. Ha sido rápidamente, de una manera silenciosa. Escudriñando el hueco antes de colarse en nuestras casas, esa política superficial, light sin contenido, cero calorías, cero azúcar está ya en el meollo de la política española desde hace unos años atrás. Influenciados por la parafernalia de las campañas norteamericanas pero sin la mitad de la idea y el estudio que llevan aquellas, nos hemos inmerso en unos combates televisivos imberbes, mohínos si me apuráis, vacíos de contenido y llenos de zascas.
Las cadenas se llenan de pseudoprogramas en horarios de prime time sin tener una mínima ilusión de añadir calidad al asunto. Sin una estructura ordenada y con mil anuncios cada 7 minutos (os acordáis ¿no? Volvemos en mil horas, gracias), aparecen los líderes y no tan líderes políticos, con cara de pocos amigos la mayoría de las veces. No saben casi ni en el programa en donde les toca esa noche defender lo mismo de siempre, con sus discursos mil veces repetidos sin posibilidad de espontaneidad ninguna.
Los moderadores parecen marionetas, incapaces de apaciguar los ánimos de nadie y sin aportar objetividad apenas, a duras penas pueden llegar a sus casas orgullosos de su actuación. Los periodistas o colaboradores suelen tener un perfil muy marcado donde el espectador sabe a quién apoyará y copiará el discurso esa noche, esperando, quizás, algún regalito a final de año en el reparto de los medios. Da vergüenza ajena como algunos de ellos pueden hacer alarde de una cierta objetividad, cuando a veces los propios políticos obvian a sus adversarios y deciden dar caña al periodista que, a la larga, parece saberse mejor el ideario de la semana de ese partido.
El “y tú más” ha conseguido una cantidad ingente de seguidores borregos en las redes y de telespectadores deseosos de ver a sus líderes dar los zascas ya mencionados. Incluso hasta puedes mandar tu mensaje respetuoso o no, interesante o no, a tus líderes en directo. Ya no prima una idea económica brillante, o un programa social detallado, o una explicación razonada sobre un tema. No. Se busca el momento clímax, el “punchline” que asestar a tu contrincante ante el aplauso de la plebe borreguil.
Deberíamos hacer una reflexión profunda estos días post-electorales de una manera coherente. ¿Merecemos los españoles estos espectáculos bochornosos? ¿No hay nivel entre nuestros políticos y periodistas para evitar estas pantomimas? Creo que hay políticos y periodistas valiosos en las teles pero ¿nos interesa sacar a los más preparados o a los más agresivos eimpertinentes?
Volvamos a la senda de la excelencia en este país. Exijamos a nuestros responsables políticos ser los mejores. Debemos tener una clase política preparada no sólo para unos debates, si no para afrontar un mundo cada vez más global donde todo nos afecta. Ese mundo que nos vende la desgracia y la mediocridad a partes iguales. 
Lo de la tele ya lo veo más difícil. Ya si eso, otro día.

martes, 17 de mayo de 2016

Mi casa es la de Bertin


El pasado lunes me quedé enganchado a la televisión como no hacía en mucho tiempo. No era un partido de Champions o una etapa reina del Tour de Francia. No era un debate de nuestros líderes políticos o alguna serie americana que pueda salvarse de la criba. Me quedé completamente rendido al programa de entrevistas de Bertín Osborne, “Mi Casa es la Tuya”.

Nunca he sido un gran aficionado al cantante, autor y showman madrileño nacido en 1954, y criado entre el Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera. Siendo honestos tampoco me he interesado por su carrera lo más mínimo en los pasados años. Menos me ha llamado la atención su más que comentada vida privada, aireada en la prensa rosa todo este tiempo.

Alguna vez he oído algún problema personal que ha tenido, incluyendo alguna muerte prematura o enfermedad en su familia. Pero a pesar de ello, siempre me ha parecido un tipo campechano, como dicen del Rey Juan Carlos, siempre sonriente a la cámara y en definitiva, un tio con estrella. Ha creado una fundación a raíz de la enfermedad de su último hijo y siempre ha sido un duro crítico con la situación actual de Venezuela y sus defensores (su mujer es venezolana).

En las últimas semanas su nombre ha estado relacionado con los papeles de Panamá y al parecer, y de momento, ha dado la cara. Aunque su participación o no en el fraude al fisco español no es aún clara, sí que es cierto que en el pasado tuvo algún problema con Hacienda que fue resuelto previa multa.

Una vez situado al personaje volvamos a la noche del lunes. No encontraba concentración en mi lectura y decidí engancharme a la “caja tonta” buscando algún programa para no pensar. Reconozco que a veces me relaja la sucesión de imágenes y el ruido de fondo de la tele. En ocasiones, necesitamos el cerebro desenchufado.

El programa de Bertín comenzaba en el coche. Su mujer Fabiola al lado y él dirigiendo su todoterreno a la finca de Fran Rivera. Uhm, Fran Rivera, pensé, mientras cogía el mando para apagar la televisión directamente.

Algo me hizo detenerme. El programa avanzaba y a medida que iban adentrándose  en la entrevista, lentamente mi atención iba in crescendo.

Comenzaba Francisco hablando de su infancia, cómo recordaba a su abuelo Antonio Ordóñez, cómo veía torear a su padre Paquirri, sus juegos con Cayetano, hermano y a la vez torero. El tono pausado de Bertín, paternalista y tierno en todo momento, daban a la entrevista un aurea de intimidad como si hubiéramos sido invitados a una conversación de esas profundas que dejan huella.

De verdad que el entrevistado nunca me ha causado ni simpatía ni rechazo, simplemente indiferencia. Pero la entrevista que llevaba Bertín hacia su terreno hacía sacar lo mejor del personaje aunque dijera cosas duras, siempre sinceras. Se creaba un ambiente de confianza y confidencialidad muy próximo a una reunión entre hermanos que habían quedado para, quizás, limpiar los trapos sucios de la familia.

Parecía como si el personaje estuviera siendo sometido a un lavado de imagen brutal sin miedo a enfrentarse a las preguntas más duras, ¿cómo te llevas con tu ex mujer? ¿Cómo fue la muerte de tu madre?

La música del programa es brillante, The Well Pennies, David Lanz, algunos temas versionados, como por ejemplo de U2(existen listas en Spotify del programa). La edición del montaje es bien cuidado, las fotografías siempre mostrando un momento de intimidad bien escogido. Es un programa hecho con mimo y detalle. Recientemente, se ha traslado de la parrilla de TVE a Telecinco con bastante polémica después de la entrevista que TVE quiso vetar con la intervención de Pedro J. Ramírez. Sinceramente, TVE se lo pierde.

El protagonista no es Bertín y no se esfuerza porque así lo sea. Deja que el entrevistado maneje la entrevista siempre con un tono de confianza y confort que el espectador capta a cada segundo. Sí que es verdad que el momento cocina puede aburrir en cierto punto, normalmente ninguno sabe cómo cocinar un huevo y no se sonrojan por ello. Bertín intenta encender el fuego y las risas son predecibles. Pero no es ahí donde la emoción del televidente se fusiona con los protagonistas.

Fran dice, “la muerte de mi madre fue un palo, (…) la cocaína entra en un hogar y destruye todo”. Bertín traga saliva, el entrevistado se emociona. No es falsa emoción aunque no lloré, es sentido. Momento brutal.

Y ahí en el sofá, cuando querías desconectar de un día de trabajo interminable, has asistido a un momento precioso de alguien que no simpatizas especialmente, que ni conoces.

Has consumido el programa bebiéndolo a sorbos largos y sosegados. Tu atención ha sido captada de una manera bien hilada y resolutiva. Verás el siguiente.

Alguien se ha metido en tu salón, de la mano de Bertín, que no será periodista, ni el hombre más admirado de España, pero que ha conseguido que una conversación entre dos personas desconocidas se convierta en un momento emocionante, con una reflexión, ¿son los diálogos que tenemos en el día a día sobre cosas mundanas de nuestra vida, pequeñas obras de arte que se nos escapan de las manos como la arena? ¿Nos perdemos conversaciones o momentos con nuestra familia o amigos que son tesoros irrepetibles?¿Hemos perdido la habilidad de disfrutar una buena charla?